lunes, 26 de marzo de 2012

Nuevo gobierno podrá exigirle más a la banca mexicana

Rosarito Informa.-Analistas estiman que una política para el sistema financiero mexicano podría ser algo más compleja de lo que están planteando los políticos y además advirtieron sobre los riesgos de una eventual alza descontrolada del crédito.





 La banca mexicana podría ser presionada por el próximo gobierno a abrir más el grifo de los préstamos bajo el desafío que supone la baja bancarización local y con el reto de mantener controlados los saludables indicadores que ostenta el sector.
En el país, donde habrá elecciones presidenciales en julio, los partidos políticos se han hecho eco de las críticas al sistema sobre su baja intermediación financiera respecto al
tamaño de la segunda economía de la región, un señalamiento que banqueros suelen rechazar y achacan a la actividad productiva.
En los programas de gobierno de los principales competidores a los comicios se exige más crédito a la microempresa, mayor participación de entes oficiales en la rectoría del sector y más préstamos del Estado para suplir las deficiencias percibidas.
Pero analistas estiman que una política para el sistema financiero mexicano podría ser algo más compleja de lo que están planteando los políticos y además advirtieron sobre los riesgos de una eventual alza descontrolada del crédito.
El financiamiento de la banca comercial mexicana -liderada por gigantes internacionales como BBVA y Citigroup- alcanzó 3.16 billones de pesos (249 mil millones de dólares) en 2011, poco más de 20 por ciento del tamaño de la economía del país.
El dato resulta pobre respecto a algunos vecinos regionales.
La cartera de crédito de Brasil -el mayor competidor de México por las inversiones extranjeras en la región- alcanzó el año pasado un 49 por ciento del producto interno bruto (PIB) (incluyendo crédito subsidiado y dirigido), mientras que en el más pequeño Chile llegó a 73.4 por ciento del PIB.
En Estados Unidos -el mayor socio comercial de México- ascendió hasta 46 por ciento del PIB en 2010, según la Encuesta de Acceso Financiero del Fondo Monetario Internacional.
En el banquillo
La banca mexicana ha sido alabada por sobrevivir intacta a la crisis financiera global del 2008 y 2009, que disparó una dura recesión económica en el país.
Pero algunos observadores alegan que su solidez se sostiene a expensas de elevadas tasas de interés y de altísimas exigencias para dar crédito, lo que mantiene a amplios sectores
de la población al margen de los servicios bancarios, vitales para apuntalar el crecimiento y el empleo.
La baja bancarización, de alrededor de 40 por ciento en un país de 112 millones de habitante, convive con un poco visible sector de finanzas informales que incluye desde esquemas comunitarios de ahorro hasta las omnipresentes casas de empeño.
Además, muchos mexicanos siguen desconfiando de la banca luego de que la feroz crisis financiera de 1994 los dejó privados de sus ahorros y sumergidos en deudas.
El opositor Partido Revolucionario Institucional (PRI), cuyo candidato Enrique Peña Nieto es el favorito para ganar la presidencia, podría involucrar al banco central para que
promueva la intermediación financiera, pero ha insistido en la autonomía que debe tener la autoridad monetaria.
"Debe fortalecerse su capacidad (del Banco de México) para inducir a la banca comercial para que otorgue crédito oportuno, suficiente y competitivo, en estándares internacionales, a los sectores productivos", dice el programa de gobierno entregado
por el PRI a la autoridad electoral.
Pero dar órdenes desde el Estado a la banca podría ser poco ventajoso, dijo Santiago Carniado, director de instituciones financieras para América Latina de Standard & Poor's.
"El manejo del crédito en el desarrollo de la economía es positivo, pero debe ser prudente. El prestar por decreto no es algo que pueda ser benéfico", aseguró.
Y una banca prudente tiene sus ventajas.
"Esto tiene dos ángulos, uno es qué tanto quieres que el crecimiento del país esté apalancado en el crédito y, si este apalancamiento se llegara a dar en forma desmedida (...) pudiera traer consecuencias como las que otros países hoy están
viviendo", afirmó Carniado.
Cambios en financiamiento
Luis Videgaray, el jefe de campaña de Peña Nieto, dijo a Reuters recientemente que un gobierno del PRI también podría cambiar el balance del financiamiento estatal para liberar
fondos de la banca para el resto de la economía.
"Se tiene que hacer como una política para impulsar el crédito doméstico. Si no entendemos que las decisiones de fondeo del gobierno afectan la oferta de crédito del sector privado en México, es que no estamos viendo el sistema financiero en su
conjunto", sentenció.
Por su parte, el izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD), cuyo abanderado Andrés Manuel López Obrador va tercero en las encuestas, afirma que buscaría "reordenar todo el sector de intermediación financiera".
El argumento es que la banca "financia a un alto precio el consumo y en menor medida a la vivienda, pero no da créditos a las empresas productivas, las cuales se ven obligadas a depender de los proveedores".
El financiamiento de la banca comercial al sector público local alcanza a 29 por ciento del total de la cartera, mientras que el restante 71 por ciento va al sector privado, según datos del Banco de México (central).
El crédito bancario en México se ha mantenido en expansión en años recientes a tasas mayores que las de la economía. En el 2011, la cartera crediticia creció 16 por ciento en términos nominales y 8.3 por ciento en términos reales, mientras que el
PIB creció 3.9 por ciento.
Armando Chacón, director de investigación del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), comentó que el tema del financiamiento no puede verse sólo desde el lado de la oferta, sino también de la escasa demanda de préstamos.
Las empresas mexicanas "utilizan el crédito, a lo más, en 40 por ciento. Sólo una de cada seis empresas utilizan entre el 80 y el 100 por ciento las líneas de crédito que tienen", comentó.
Banca estatal a las trincheras
La banca mexicana está liderada por unidades de algunos de los mayores bancos del mundo, como los españoles BBVA y Santander ; el estadounidense Citibank ; el
británico HSBC y el canadiense Scotiabank, y los locales Banorte e Inbursa, este
último del magnate Carlos Slim, el hombre más rico del mundo.
La capitalización en enero del 2012 superaba el 12 por ciento (los nuevos requerimientos de Basilea III apuntan a un requerimiento de capitalización de 10.5 por ciento), mientras
que su cartera vencida fue de 2.46 por ciento del total.
En tanto, el gobernante Partido Acción Nacional (PAN), que busca un tercer mandato consecutivo con su candidata Josefina Vázquez Mota -segunda en las preferencias-, hace énfasis en la necesidad de prestarle a microempresas y de orientar al aparato
estatal de la banca de desarrollo en ese sentido.
Chacón, del IMCO, dijo sin embargo que "está sobreestimado este asunto de que las empresas pequeñas no tienen acceso a financiamiento (...) muchas no lo quieren".

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